Así lo indica un informe preliminar del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario y la Alianza EFI, que se presentó como antesala a la conmemoración del Día Internacional de la Juventud este 12 de agosto.
El estudio reveló que el apoyo para la generación de empleo juvenil dentro de la estrategia Sacúdete benefició a 6.918 empleadores con un subsidio del 25% sobre un salario mínimo para cada trabajador joven adicional contratado, generando 78.448 nuevos empleos.
La baja productividad en Colombia se ha constituido en una de las principales barreras de creación de empleo y alta persistencia de la informalidad. Entre las poblaciones especialmente afectadas a causa de estos fenómenos se encuentran los jóvenes quienes, entre otros factores, acompañados por una baja tasa de graduación en áreas estratégicas del mercado laboral y una escasa experiencia, generan desajustes de emparejamiento y altos costos de oportunidad para los empleadores que desincentivan la contratación de empleo juvenil formal.
Así lo indicó Carlos Holguín, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, al entregar los resultados preliminares del estudio “Balance del mercado laboral de jóvenes en Colombia: avances, retos y perspectivas”, con ocasión del Día Internacional de la Juventud, que se conmemora el 12 de agosto.
Este estudio del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario y la Alianza EFI analiza la situación laboral de los jóvenes, que representan el 25% de la población mundial en edad de trabajar.
El informe reveló que el apoyo para la generación de empleo juvenil dentro de la estrategia Sacúdete, incluido en el Decreto 688 de 2021, benefició a 6.918 empleadores con un subsidio del 25% sobre un salario mínimo para cada trabajador joven adicional contratado, generando 78.448 nuevos empleos.
“Según el reporte final de Sinergia, el programa Sacúdete logró cumplir con el 94,93% de su meta, beneficiando a 380.192 jóvenes y creando 200 nodos de desarrollo integral durante el cuatrienio”, explicó Andrés García Suaza, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario y la Alianza EFI.
Para Catalina Buitrago, investigadora del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, “más allá del necesario apalancamiento de la creación de empleo juvenil, resulta conveniente evaluar la inclusión de condicionantes sociales que potencialicen los réditos sociales del esfuerzo fiscal del programa”.
Experiencia laboral como práctica profesional
Desde el 2018, el programa Estado Joven buscó impulsar la contratación juvenil en la administración pública, homologando la experiencia laboral como prácticas profesionales que le permitieron a los estudiantes culminar sus respectivos planes de estudio.
“Bajo esta modalidad fueron contratados durante el transcurso de la pandemia 1.278 estudiantes en 285 entidades estatales”, precisó Andrés García Suaza, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.
Sin embargo, el informe indica que la ausencia de experiencia de la población joven aún es una barrera para ingresar a la economía formal.
Como lo comenta Alexander Sarango, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, “incluso en los casos donde la demanda encuentra su oferta, esto es cuando los jóvenes acreditan habilidades demandadas por el mercado laboral, la falta de experiencia relevante produce altos costos de oportunidad para los empleadores que desincentivan la contratación de empleo juvenil formal”.
En este sentido Iván Daniel Jaramillo Jassir, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, dijo que “resulta conveniente incluir parámetros para reforzar el vínculo entre los sistemas de formación para el trabajo y el sistema laboral, para favorecer la transición a espacios de trabajo decente con estabilidad de al menos 24 meses, sobre la que se edifique la estrategia de superación de la trampa de la inexperiencia laboral”.
Cabe mencionar que entre enero y mayo de 2021, 11,5 millones de jóvenes se encontraban dentro de la población en edad de trabajar, de los cuales el 29,34% no estudiaban ni se encontraban ocupados, este porcentaje se redujo en 2,85 puntos porcentuales en 2022. No obstante, es preciso mencionar que la brecha entre hombres y mujeres ha aumentado ya que en 2021 por cada 10 hombres que no estudiaban ni se encontraban ocupados, existían 19 mujeres, ahora en 2022 serían 20 mujeres en estas condiciones.
Por último pero no menos importante, los resultados del análisis departamental de esta población muestran una alta heterogeneidad entre los departamentos de Colombia, existen 33,2 pp. de diferencia entre la tasa de Guaviare (11,5%) y Chocó (44,7%) que son los polos opuestos en el desempeño de esta proporción poblacional. Cuando se analizan las brechas de género, Bogotá marca la diferencia debido a que se encuentra mejor situado tanto a nivel nacional con una tasa del 22% como en equidad ya que por cada 10 hombres se encuentran 14 mujeres que no estudian ni trabajan dentro de la población en edad de trabajar de jóvenes, una de las brechas de género más bajas a nivel nacional. Por ende, se necesitan de manera imperante unas acciones regionales por estas diferencias profundas observadas y un primer indicio sería abordar brechas de género dentro de cada departamento.