Sebastián de Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana, o española (1611), define “cédula” así: “es vn pedazo de papel, o pergamino donde se escrive alguna cosa”. De aquí, pasa a la etimología de la palabra: del latín schedula, un diminutivo de scheda; estas palabras latinas, a su vez, se relacionan etimológicamente con el griego σχέδη (schédē: hoja). Luego cierra el breve artículo: “Todo escrito breue se llama cedula. Poner cedula a la puerta de la casa, señal que se alquila”[1].