Los imaginarios dominantes no solo tienden a ignorar la presencia de personas esclavizadas e indígenas en el Colegio Mayor del Rosario, sino que también ocultan la existencia de personas de origen o ascendencia africana, tanto libres como esclavizadas, en la sociedad colonial y republicana de Santafé de Bogotá.
En esta parada, abordamos este tema y ponemos énfasis en el caso de una mujer conocida en las fuentes documentales como "la mogollona". Esta historia no solo nos habla de la presencia de personas afrodescendientes en la ciudad, sino que también expone la sexualización y criminalización a la que fueron sometidas las personas de origen o ascendencia africana en el siglo XVIII.
El vínculo de Bogotá con la esclavización.
Desde su fundación en el Siglo XVI, la ciudad de Santafé de Bogotá estuvo estrechamente conectada con la esclavización. De hecho, las primeras personas esclavizadas que llegaron al territorio fueron traídas por el propio fundador de la ciudad, Gonzalo Jiménez de Quesada. 1
A lo largo de la historia, muchas personas africanas que fueron llevadas a América desempeñaron roles en los servicios personales y en la economía doméstica, actividades que eran comunes en los entornos urbanos. Según el historiador Rafael Díaz, para el siglo XVIII, más de la cuarta parte de las personas esclavizadas en la región de Santafé vivían en contextos urbanos. 2
Caso 1
”La Mogollona” (1718)
En 1718, el capitán de la guardia de a caballo, Pedro Layseca y Alvarado, presentó un informe al presidente y capitán general del nuevo Reino de Granada, en el que mencionaba un incidente relacionado con un colegial del Colegio Mayor del Rosario, Francisco Javier de Caicedo.
Según el informe, este colegial fue sorprendido en la casa de una mujer conocida como "la Mogollona",
a quien se describía como "mulata" y de "mal vivir". Estas palabras reflejan la sexualización y criminalización que enfrentaban las personas de ascendencia africana en el siglo XVIII.
Ante este hecho, Layseca y Alvarado ordenó que la mujer fuera enviada a la cárcel del Divorcio. Sin embargo, sorprendentemente, la mujer logró escapar de la reclusión.
Las personas esclavizadas en el servicio de alimentación del Rosario1.
En el archivo histórico, hemos logrado identificar algunos nombres de personas esclavizadas que desempeñaron funciones en la cocina del Colegio Mayor del Rosario.
Ubicar el tipo de oficios que desempeñaban las personas esclavizadas permite rastrear su historia de vida e identificar cómo la clasificación del sistema colonial afecta los estereotipos que se ciernen en el
presente sobre las y los afrodescendientes, así como los roles que deberían ocupar en la sociedad actual.
El doble vínculo de la alimentación en el Claustro con la esclavización
La esclavización dejaba una huella profunda en la alimentación del Claustro, extendiéndose más allá de la mera preparación de los alimentos. Los registros del Archivo Histórico revelan que muchos de los alimentos utilizados en el Claustro provenían de haciendas como las de Calandaima, donde personas esclavizadas eran explotadas.
Así, los colegiales no solo se beneficiaban de la labor de una persona esclavizada en la preparación de sus alimentos, sino que también consumían productos que eran fruto del trabajo de otras personas esclavizadas en Calandaima. De esta manera, la esclavización estaba profundamente entrelazada con la cadena de producción y abastecimiento de los alimentos que llegaban al Claustro.
Caso 1
Antonio (1667).
En el libro de actas de Consiliatura de 1667, el rector Juan Mosquera Nuguerol y el secretario Salvador Gómez de Figueroa y Palencia aprobaron “dejar en el servicio de cocina al mulato esclavo llamado Antonio
del Rosario”.
Sin embargo, como ocurre en muchos otros casos, la fuente no proporciona más detalles o información adicional sobre la vida y la experiencia de Antonio.
Las personas esclavizadas en el servicio de alimentación del Rosario1.
En el archivo histórico, hemos logrado identificar algunos nombres de personas esclavizadas que desempeñaron funciones en la cocina del Colegio Mayor del Rosario.
Ubicar el tipo de oficios que desempeñaban las personas esclavizadas permite rastrear su historia de vida e identificar cómo la clasificación del sistema colonial afecta los estereotipos que se ciernen en el
presente sobre las y los afrodescendientes, así como los roles que deberían ocupar en la sociedad actual.
Caso 2
María Luisa (1738).
María Luisa había sido comprada por el rector del Colegio en agosto 1738, cuando tenía 40 años. Ella fue vendida por una mujer: Francisca Terreros.
Esta fuente resalta un hecho importante, a saber: que las mujeres también participaron como esclavistas y contribuyeron a la deshumanización de los hombres y mujeres racializados. Como las otras mujeres, Francisca Terreros no tenía capacidad de hacer estas transacciones de manera directa y sin consentimiento de un hombre (su padre, marido o tutor según el caso). No obstante, esto no impedía su participación en el sistema esclavista.
En 1742, los estudiantes del Rosario se quejaron de los servicios de María Luisa. Frente a la inconformidad, en la sala rectoral se debatió si era más conveniente remitirla al trapiche de Calandaima o venderla. De forma unánime, los directivos optaron por su venta, argumentando que no se estaba aprovechando lo invertido en María Luisa, ya que no se la deseaba para el propósito por el cual había sido comprada.
Esta decisión refleja cómo las personas esclavizadas eran consideradas y tratadas como meras mercancías, sin tener en cuenta sus deseos, necesidades o derechos. Sin embargo, esta historia ha sido contada a
modo de “anécdota graciosa” en algunos libros de historia institucional.2
Por ejemplo, Hernández de Alba la describía como un “pequeño problema doméstico”3 .
Tal trivialización es reveladora de la tendencia a pensar en las vidas afrodescendientes como “vidas que no importan”; como vidas de las cuales se podía disponer como cualquier otro bien.
Caso 3
Ana María Isabel Cuéllar (1826)
Ana María Isabel nació en Ibagué y formaba parte de las personas esclavizadas del Colegio Mayor del Rosario.
El rector, Juan Fernández de Sotomayor, la hizo trasladar de una hacienda para que trabajase de cocinera en el Colegio. Ana María llegó en reemplazo de otra persona esclavizada, como sucedió con otros 3 o 4
casos en ese momento. Se decía que su desempeño en la hacienda no era bueno y que ella era “inútil” allá, mientras que tenerla en la cocina ahorraría al Colegio el gasto de una empleada.
Este caso evidencia cómo las personas esclavizadas eran movilizadas y asignadas a distintos lugares de acuerdo con las necesidades y decisiones de los esclavistas. El hecho de que Ana María Isabel fuese
considerada "inútil" en la hacienda y luego fuese trasladada a la cocina del Colegio destaca cómo se instrumentalizaba y deshumanizaba a las personas esclavizadas, reduciéndolas a meros objetos, cuya valía se
medía únicamente por su capacidad de trabajo y beneficio económico.
En octubre de 1826, Ana María se fugó. La misma noche en que dos hombres intentaron robar la casa de Juan Antonio Velasco, ella fue encontrada ese lugar. Como resultado, fue acusada de conato de robo,
sometida a un proceso legal y finalmente sentenciada a un año de prisión.
El caso de Ana María es revelador de cómo la llegada de la República no significó el fin de la esclavización en el Colegio Mayor del Rosario. Este caso también muestra cómo la fuga, en tanto forma de
resistencia a la esclavización, no fue un fenómeno exclusivo de los entornos rurales.
Reflexión
Más allá de la cocina.
Es posible que, más allá del caso de la cocina, otras personas esclavizadas vivieran y fueran explotadas en el Claustro. Sin embargo, por el momento no se han recopilado suficientes registros para documentar
de manera precisa esta realidad.
No podemos descartar que, como fue el caso en otras universidades, personas esclavizadas hubiesen participado en la construcción y el mantenimiento de los edificios originales del Colegio Mayor del Rosario
4. Es posible también que estudiantes y profesores alojaran a su “servidumbre personal” en el Claustro.
Referencias
Fuentes primarias
“Causa criminal seguida en 1826 contra Ana María Isabel Cuéllar, por robo a Juan Antonio Velasco”, 1826. Asuntos criminales, número de índice 0199, legajo número 7, 023, folios 963-990. Archivo General de la
Nación.
“Libro Tercero de Elecciones de Señores Rectores, Vicerrectores, Catedráticos, y Consiliarios y demás oficios de este Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario del Real Patronato de esta Corte”. Universidad
del Rosario: Archivo Histórico, 1738. Caja 124, folios 134-136.
Mosquera Nuguerol y Sotelo, Juan de. “Libro de Actas de Consiliatura 1667 - 1719”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1668. Caja 2, folios 166-195.
http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/10561.
Sorza Mena, Miguel Carlos de. “Cuentas presentadas por Miguel Carlos de Sorza y Mena sobre los ingresos y gastos del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico,
1719. Caja 2, folios 138-139. http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/5693.
Terreros y Villareal, Francisca. “Escritura de venta de la esclava Luisa por la señora Francisca Terreros y Villareal”. Universidad del Rosario: Archivo Histórico, 1738. Caja 3, folios 332-336.
http://repository.urosario.edu.co/handle/10336/11361.
Referencias
Fuentes secundarias
Hernández de Alba, Guillermo. Crónica del muy ilustre Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en Santafé de Bogotá. Bogotá: Editorial Centro, 1938.
Martin, Marcus L., Kirt von Daacke, y Meghan S. Faulkner. “President’s Comission on Slavery and the University: Report to President Teresa A. Sullivan”. University of Virginia, 2018.
https://slavery.virginia.edu/wp-content/uploads/2021/03/PCSU-Report-FINAL_July-2018.pdf.
University of North Carolina. “Slaves and the University Buildings”. Slavery and the Making of the University. Consultado el 21 de julio de 2023. https://exhibits.lib.unc.edu/exhibits/show/slavery/university_buildings.
1. Carmen Ortega Ricaurte, Negros, mulatos y zambos en Santafé y Bogotá: sucesos, personajes y anécdotas (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 2002), 97.
2. Basándose en una muestra de 6 616 personas, Díaz nota que la población esclavizada urbana era, comparativamente, mayoritariamente femenina (60% de mujeres) y más joven que la rural (19 años en promedio, contra 23,5 anos). Ver más en Rafael Antonio Díaz Díaz, Esclavitud, región y ciudad: el sistema esclavista urbano-regional en Santafé de Bogotá, 1700-1750 (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2001), 64.