2. ¿Qué tienen los otros países con ecosistemas de emprendimiento que no tiene Colombia?
Colombia es el único país del mundo que tiene una Ley de Emprendimiento, que además tiene un buen espíritu que consiste en obligar a las instituciones académicas a incluir programas de emprendimiento en todos los niveles educativos. Sin embargo, técnicamente, después de 10 años de operatividad de la norma, esto no se ha cumplido.
Sergio Pulgarín, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, quien lidera el desarrollo del modelo de simulación de ecosistemas, explica los enormes retos que tiene el país a partir de la aplicación de la investigación.
En primer lugar –dice– el emprendimiento requiere el desarrollo de habilidades técnicas para emprender o de lo contrario la tasa de efectividad del emprendedor es muy baja.
En la práctica, el promedio del emprendedor colombiano es el que se quedó sin trabajo y ve en esta opción la respuesta de subsistencia, a diferencia de los emprendimientos que nacen en el marco de la oportunidad y no de la necesidad inmediata, que son los que generan crecimiento económico.
Para pasar a ese plano, se necesita de toda una estructura desde el punto de vista del Estado, con una plataforma de apoyo a los emprendedores en cada uno de los niveles de desarrollo y no solo los dos primeros: idea de negocio y creación de empresa.
Adicionalmente, el bajo porcentaje de las empresas que sobreviven en Colombia se debe a razones de financiamiento, pues se montan con capital propio y no porque no haya capital de inversión, sino porque las ofertas no son lo suficientemente atractivas.
Los inversionistas invierten en capital de riesgo, pero no a ciegas. Una tienda de manillas o una mermelada elaborada con una fruta tropical exótica no es un emprendimiento de alto impacto. Estas son ideas de negocio novedosas y válidas, pero no suficientemente seductoras para inversionistas extranjeros o que lleguen a impactar el PIB del país.
Emprendimiento como profesión
En los otros países el emprendimiento es una profesión, en Colombia no y aunque a simple vista es algo que pareciera trivial, eso tiene grandes implicaciones, entre ellas el desarrollo de esas habilidades técnicas; para que una persona sea emprendedora necesita una estructura alrededor.
El profesor Pulgarín observa que en Colombia hay una apuesta importante por el emprendimiento, pero pasan varias cosas: los recursos no son suficientes y las ideas tampoco. “Estamos en un proceso incipiente”.
Según el modelo, los sistemas de emprendimiento tienen varios niveles de desarrollo vinculados al desarrollo de los negocios: una etapa inicial o idea, con necesidades de formulación; una etapa de negocio inicial, con necesidades de crecimiento; y una etapa de negocio establecido, con necesidades de sostenibilidad. Y para cada nivel hay gran cantidad de instancias, solo que la mayoría de programas en Colombia están concentrados en el desarrollo de ideas de negocio y creación de empresas, pero no en fortalecimiento y crecimiento.
A lo que se debe sumar la triple hélice: Estado, Empresas y Sistemas educativos, que deben funcionar para que la probabilidad de impacto del ecosistema de emprendimiento sea de alto impacto. Probabilidad que en Colombia es muy baja.
“Debido a estas razones hay ecosistemas de emprendimiento suramericanos que nos han tomado ventaja, aunque arrancaron casi al mismo tiempo que Colombia. De hecho, el más importante en Suramérica es Sao Paulo, luego está el de Buenos Aires y hay uno pequeño muy interesante que es el de Uruguay, un país con tres millones de habitantes, que aprovecha la producción de cárnicos y ha migrado a oportunidades de negocio”, agrega el profesor.
Inversión: la tasa de fracaso es alta
Es preciso entender que un ecosistema de emprendimiento es principalmente un sistema de fracaso y que aún en ese panorama, lo que garantizará la innovación será la inversión.
En función de recursos hay un problema importante y es que al correr el modelo, bien sea con restricciones de dinero o con mucho dinero disponible, la innovación sigue siendo un recurso escaso.
“Esto quiere decir que el costo de invertir en innovación siempre será superior ‘N’ cantidad de veces en comparación con el resultado efectivo”, explica Sergio Pulgarín, director del Centro de Innovación (Innova), de la Universidad del Rosario.
La innovación no se comporta de una manera eficiente en términos de uso de los recursos y eso es muy importante porque en política pública significa que hay que aceptar que se perderá plata. De 200 empresas a las que se inviertan recursos en emprendimiento e innovación, seguramente 196 van a fracasar y habrá cuatro que sobrevivan y respondan frente a las expectativas.
Por ejemplo, en el ecosistema de Silicon Valley, la tasa de fracaso es descomunal, sino que la información que recibimos es la de los logros, como Facebook, Google o YouTube.
Otro ejemplo está en Wayra, la aceleradora de proyectos de base tecnológica de Telefónica, que hasta el año pasado había iniciado procesos en casi 540 compañías colombianas, de las cuales hoy son rentables apenas 10, aunque seguramente al final el rendimiento de una de ellas le permitirá a Telefónica, en calidad de accionista, cubrir la inversión de esos 5 ó 6 años. Esa es la apuesta.
Ellos saben que la tasa de fracaso es alta y lo máximo que pueden hacer es garantizar las mejores ofertas y acompañar los procesos.
Condiciones del entorno
Otro factor interesante del modelo es que permite ver las mejores condiciones del entorno para obtener la mayor cantidad de innovaciones.
Como se mencionó, tiene que haber condiciones de capacitación importantes. Los emprendimientos más exitosos e innovadores en el modelo, son los que están integrados por equipos que tienen un alto nivel de formación técnica.
Por otra parte, cuando hay pocas opciones para crecer en el mercado, automáticamente el modelo entra en una condición no óptima de emprendimiento y cuando se le dan muchas opciones se facilita el acceso.
Un tercer elemento son los recursos económicos disponibles para arriesgar, fracasar y seguir intentando.
En Colombia no tenemos estas tres condiciones ¿Qué hacer?
Desde el punto de vista de las políticas públicas, más allá de inyectarle dinero exorbitante al sistema, lo que hay que hacer es garantizar que haya recursos de respaldo en toda la cadena: formación en competencias, mínimo producto viable, aceleración y sostenibilidad, pues la inmensa mayoría de las instituciones colombianas llegan a los dos primeros niveles, según explica el profesor de la Universidad del Rosario.
Sobre todo, porque las necesidades de un negocio cuando está creciendo no son las mismas que cuando está maduro y necesita reinventarse.
Desde el punto de vista de la formación académica, hay que garantizar que el emprendimiento sea una profesión, es decir que esté permeado en todos los niveles.
Y desde el punto de vista de los inversionistas, cuando las dos anteriores se den, inmediatamente la inversión extranjera o los fondos de capitalización de riesgo verán a Colombia como una verdadera opción.
La innovación no se comporta de una manera eficiente en términos de uso de los recursos y eso es muy importante porque en política pública significa que hay que aceptar que se perderá plata. De 200 empresas a las que se inviertan recursos en emprendimiento e innovación, seguramente 196 van a fracasar y habrá cuatro que sobrevivan y respondan frente a las expectativas.