Herodiano y la conspiración de Materno
24/05/2016 10:44:39 a. m.
Por Alberto José Campillo Pardo
Herodiano, autor de la “Historia del Imperio Romano desde el Emperador Marco Aurelio”, fue un servidor público de bajo rango en el Imperio, según algunas fuentes de origen griego. Escribió su obra histórica solo sobre aquellos emperadores bajo cuyo mandato vivió. Entre estos se destacan el ya citado Marco Aurelio, Cómodo, Pértinax (mejor, Pertinacte), Clodio Albino, Septimio Severo y Caracalla. Teniendo en cuenta esta cronología imperial, la obra de Herodiano puede datarse alrededor del año 240 d. C. y su contenido narra aproximadamente unos 60 años de la historia de Roma.
Uno de los apartes más curiosos del libro de Herodiano, dada la gran cantidad de detalles de la anécdota, es aquel que narra los sucesos de la conspiración del exlegionario Materno contra el emperador Cómodo (Herodiano I.10).
Lucio Aurelio Cómodo (161-192 d. C.), hijo de Marco Aurelio (121-180 d. C.) y Faustina la menor, hija de Antonino Pío, fue el último emperador de la dinastía Antonina. Con apenas cinco años era evidente que Cómodo, el único hijo biológico de un emperador reinante desde Tito y Domiciano, era el heredero al Principado, pues fue nombrado Caesar (título del heredero desde la época flaviana) en 166 d. C. A los 15 años, Cómodo fue nombrado cónsul, y luego sirvió en el ejército como comandante en los diferentes conflictos que Marco Aurelio enfrentó durante su reinado. El servicio militar era indispensable para un futuro emperador, quien siempre debía disfrutar del prestigio militar necesario para ser respetado por las legiones.
Lucio Aurelio Cómodo (161-192 d. C.) fue el último emperador de la dinastía Antonina. Representado como Hércules con la maza y la piel del León de Nemea. Disponible en: http://www.taringa.net/posts/info/16186923/Rarezas-de-los-Emperadores-Romanos.html
En 176 d. C., Marco Aurelio le otorgó a Cómodo el título de Imperator, por medio del cual las legiones de la época imperial reconocían la autoridad de un gobernante. El año siguiente, Cómodo fue nombrado Augustus o corregente, el primero en la historia del Imperio romano. Por lo tanto, Cómodo empezó a gobernar desde muy joven, a los 16 años, ya que desde 177 d. C. reinó al lado de su padre. Tras la muerte de Marco Aurelio, en 180 d. C., Cómodo asume el mando absoluto del Imperio.
Tras asumir el cargo de emperador, Cómodo deja la mayor parte de la administración del Imperio en manos de una serie de prefectos de la Guardia Pretoriana, quitándole poder a la aristocracia y al Senado, frente al cual se comporta de manera amenazante y errática (Cómodo se presentaba a sí mismo como un gran gladiador y cazador de bestias salvajes, bestiarius).1 También lleva a cabo conscripciones de propiedad y alzas a los impuestos, medidas que afectan sobre todo a las clases altas, para poder subsidiar el grano y financiar los enormes espectáculos que satisfacían al pueblo. De tal modo, Cómodo rompe el pacto entre el emperador y el Senado que había existido durante el reinado de los anteriores Antoninos.
Por lo tanto, ciertos historiadores, en su mayoría basándose en las fuentes primarias, casi sin excepción de índole senatorial o pro-senado, lo han calificado como un “emperador soldado”, es decir, que su poder no era legítimo sino que se basaba únicamente en el uso de la fuerza. De hecho, Dion Casio afirma que “el reinado de Cómodo marcó la transición de un reino de oro y plata a uno de óxido y hierro”.2 Edward Gibbon, en su obra El declive y la caída del Imperio romano, escribe que la raza humana llegó al apogeo de la felicidad y la prosperidad durante la época que comenzó con la muerte de Domiciano y terminó con la ascención al poder de Cómodo.3
Sin embargo, hechos del reinado de Cómodo desmienten las afirmaciones anteriores, a pesar de las diversas conspiraciones que sufrió. Un claro ejemplo de esto es el pacto entre el joven emperador y las tribus allende el Danubio. Como consecuencia, su reinado, a diferencia del de su padre, no se caracterizó únicamente por la guerra en las regiones fronterizas del Imperio. Algunos historiadores, sin embargo, arguyen que Marco Aurelio ya había decidido abandonar la conquista de Marcomania y Sarmacia.4 Sin embargo, se puede argumentar que ese “reino de acero”, de que hablaba Dion Casio, no es un hecho indiscutible.
Marco Aurelio, emperador 161-80 d. C. Disponible en: http://www.imperivm.org/cont/contenedor-imagenes/025_marco-aurelio-001.html
Ahora bien, de las conspiraciones antes mencionadas, sobresale la de Materno. Según Herodiano, Materno era un desertor del ejército que, con gran osadía, convenció a otros soldados de que desertaran y se unieran a él. Aunque empezó con un pequeño contingente, Materno aumentó sus fuerzas, reuniendo un verdadero ejército de ladrones. Pronto se convirtió en enemigo público, ya que representaba una verdadera amenaza para el Imperio.
Materno y su banda adquirieron suficiente poderío para saquear las principales ciudades de Galia e Hispania. Una parte esencial de su estrategia era liberar convictos y anexarlos a su ejército, el cual crecía de manera descomunal. Para enfrentar la amenaza, el emperador Cómodo envió la orden a los gobernadores de las provincias (quienes estaban directamente bajo su mando, según la estructura administrativa del Imperio) de reunir el ejército contra los rebeldes. Por lo tanto, Materno se vio obligado a huir con su banda al norte de Italia, desde donde continuó sus ataques contra el Imperio.
Cómodo, según Zabaleta.
Don Juan de Zabaleta,
Theatro del hombre; El Emperador Commodo. Historia discursiva, según el texto de Herodiano; Milagros de los trabajos.
Archivo Histórico Universidad del Rosario, E02N036.
Dado el gran éxito de sus incursiones en las grandes ciudades de Galia e Hispania, Materno empezó a concebir el plan de dar un golpe al emperador y usurpar el Principado. Sin embargo, Materno era consciente de que no podría derrotar el Emperador en un enfrentamiento abierto, pues sus fuerzas escasamente podían vencer a las legiones. Además, Cómodo contaba con el apoyo de gran parte del pueblo y con la protección de la Guardia Pretoriana, compuesta por al menos 4000 hombres, divididos en cohortes de 480 hombres, a su vez divididos en diez centurias, exactamente igual que la división formal en una legión.5
Representación de la Guardia Pretoriana. Disponible en: http://www.adevaherranz.es/Arte/UNIVERSAL/EDAD%20ANTIGUA/ROMA/ESCULTURA/
Conociendo sus limitaciones, Materno planeó un atentado contra el emperador, que se llevaría a cabo en la época de las fiestas de la Magna Mater, durante las cuales reinaba un desorden general en Roma. Las fiestas de la Magna Mater, identificada con la diosa Cibeles, se realizaban durante el comienzo de la primavera, y su objetivo era obtener el favor de la diosa para lograr campos fértiles y cosechas abundantes. El culto a esta diosa fue adoptado en Roma durante las Guerras Púnicas, cuando una consulta de los Libros Sibilinos, hecha por los decenviros, preocupados por la amenaza que presentaba el ejército cartaginés, sugirió la necesidad de incluir a esta diosa en el panteón para lograr su protección y la victoria en la guerra.
Según Dionisio de Halicarnaso “la religión de Cibeles era un culto sanguinario, que requería de sus sacerdotes y sacerdotisas cortes rituales. Así mismo, los sacerdotes se castraban a sí mismos en sus rituales iniciáticos, en los cuales había música salvaje, cantos y danza descontrolada”6 Además, según una costumbre que relata Herodiano, en los ritos populares se usaban disfraces y máscaras para lograr el máximo de diversión.
Como puede verse, esta era una fiesta de carácter popular, con uso de máscaras, por lo cual era fácil pasar inadvertido. Por su parte, Materno pensaba aprovechar el momento para disfrazarse de guardia pretoriano junto con sus bandidos y, en medio de la confusión y el desenfreno, mezclarse con la Guardia misma y asestar el golpe final al emperador. Luego podría proclamarse él mismo Princeps y vestir la púrpura imperial.
Este plan no solo era muy astuto, sino que contenía dos elementos políticos de gran importancia para su legitimación como nuevo emperador: en primer lugar, el hecho de matar a Cómodo de propia mano le daría una imagen de superioridad sobre el emperador-gladiador. En segundo lugar, asesinar a Cómodo en medio de la Guardia Pretoriana le daba la posibilidad de que esta ratificara su nombramiento como nuevo emperador. Solo faltaría la aprobación del Senado, el cual sería obligado a aceptar al nuevo regente en un acto de mero formalismo.
Aunque su plan tenía alta probabilidad de éxito, Materno fue traicionado por sus propios hombres, probablemente por envidia o por miedo a una represalia por parte de los pretorianos. Tal como lo cuenta Herodiano, la conspiración contra Cómodo fracasó y Materno fue decapitado.
Al haber sobrevivido el atentado en su contra, Cómodo ofreció un sacrificio a la diosa Cibeles, celebrando un ritual público de acción de gracias y, de tal manera, sumando a la fiesta de la diosa la alegría de su propia salvación. No obstante, el 31 de diciembre de 192 d. C., Cómodo fue estrangulado por el pugilista Narciso, como parte de la conspiración exitosa que trajo al poder al emperador Pértinax. Tras la muerte de Cómodo, el Senado decidió instaurar la práctica de damnatio memoriae respecto de su reino, es decir, condenarlo al olvido.
Bibliografía.
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