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“Hay que desmitificar la innovación”

By: Amira Abultaif Kadamani | Octubre 2019

Las empresas, como extensión de los seres que las constituyen, también se mueren. Y cada vez más rápido, conforme lo indica este dato revelador

Para el investigador Yonni Cuero, quitarle el aura de sofisticación en el que ha caído este concepto es un paso importante para valorar el avance de las mipymes colombianas —micro, pequeñas y medianas empresas— y para que éstas lo acojan con mayor ahínco.

Las empresas, como extensión de los seres que las constituyen, también se mueren. Y cada vez más rápido, conforme lo indica este dato revelador: la vida promedio de las compañías listadas en el S&P 500 (el índice de la calificadora Standard &Poor’s) pasó de 67 años en la década de 1920 a 15 años en 2010, según el análisis realizado por el profesor de la Universidad de Yale Richard Foster, ex director de McKinsey&Company. Y eso de que se trata de las firmas más grandes y poderosas del mundo.

El antídoto para no morir es innovar, una acción que va desde estar mejor informado hasta visionar escenarios que coquetean con la ciencia ficción, pasando por saber leer los nuevos tiempos e implementar tecnología de punta. Pero en esa paleta de variables, a menudo intrincada y compleja, las empresas suelen soslayar el sentido común, aplicado al contexto en el que se desenvuelven y a la oferta de valor que pueden ofrecer dentro su entorno.

Y al pensar que si no crean algo absolutamente novedoso y sin antecedentes en el mercado sus esfuerzos son vanos, la ilusión de innovar fácilmente se desinfla como un globo de helio.

Desafiar esa idea es uno de los mayores propósitos del trabajo que realiza Yonni Ángel Cuero Acosta, investigador de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario. Para este profesional en negocios internacionales con doctorado en pequeñas y medianas empresas en países emergentes y posdoctorado en innovación y liderazgo, urge entender cabalmente el desempeño de las mipymes colombianas para valorar mejor su aporte socioeconómico y también para que ellas se valoren así mismas. La importancia no es menor, pues las micro, pequeñas y medianas empresas constituyen el 99% del tejido empresarial del país, según advierte Cuero. De ahí que, si de incentivar el desarrollo económico, social y cultural se trata, hay que apostarle decididamente al fortalecimiento y creación de políticas públicas para ellas.


Universidad Ciencia y Desarrollo (UCD): En su inmersión dentro del universo microempresarial colombiano, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?

Se sabe que nuestro empresario es aguerrido, suspicaz y con una creatividad innata para resolver inquietudes, pero me impresiona cómo los microempresarios hacen para resolver el día a día y a la vez predecir el futuro, es decir, saber que si hoy están en un negocio tal vez mañana ya no vaya a existir. Esa capacidad es la que se llama ambidiestralidad empresarial; en las grandes empresas es muy fácil advertirla porque además del área operativa hay departamentos de investigación y desarrollo y otros de innovación, pero en una pyme eso no existe por los costos que implica.

UCD: ¿Y las mipymes colombianas descuellan en ser ambidiestras?

No diría que descuellan, pero sí tenemos pymes que empezaron como oportunidades de negocio por necesidad, se fueron constituyendo en el pan de cada día de la familia y lograron crecer hasta consolidarse en empresas con más de 20 años. Y lo que eso demuestra es que sí hubo una capacidad y tenacidad del fundador de visionar su negocio y entender qué tenía que hacer dentro del mercado para crecer, consolidarse y orientar su negocio. Una de las características que encuentro es que son personas que si bien atienden su empresa toman tiempo para estar muy bien informados, es decir, captan información de todas partes, incluso de círculos de amigos con quienes se sientan a discutir. De ahí surgen muchas ideas en las que quizá la innovación no va a estar dada en el producto o el servicio mismo, sino en la operación u otras áreas. Yo estoy estudiando estas características para determinar qué hace que una persona tenga esa habilidad ambidiestra: enfrentar el hoy pensando en el futuro, y cómo trasmitir eso al equipo de trabajo, que es la clave de todo, porque una empresa es ante todo su capital humano.


UCD: La capacidad de buscar la supervivencia diaria y predecir es intrínseca al ser humano, hace parte de su biología. ¿Qué valor agregado le halla a este principio en el desarrollo corporativo local?

Pese a que Colombia es un país sin estaciones climáticas y una tierra que lo da todo por lo que teóricamente no hemos necesitado ahorrar ni planear, sí he advertido la cultura del ahorro y la planeación en los microempresarios. La investigación que conduzco (Tensions within Firms When They Face Markets: How SMEs Explore the Opportunities for Internationalization) está en marcha y mi objetivo es determinar los parámetros y denominadores comunes para generar buenas prácticas que cultiven la visión estratégica en los líderes de las mipymes y sus equipos de trabajo. Y frente a la academia esto tendrá que revertirse en el ajuste continuo de currículos que vayan de la mano con los problemas y necesidades de estas unidades de negocio.

UCD: ¿Cuál es la longevidad de las micropymes en Colombia?

No hay certezas absolutas, pero muchos indicadores dicen que alrededor del 30% perecen en los dos primeros años, y otras tantas antes de los cinco. Las que van quedando son pocas. Yo trabajo justamente con las que sobrepasan los seis años con la intención de comprender qué hicieron para perseverar en su sector.


UCD: Uno de los mayores reparos sobre el empresariado colombiano es su pensamiento cortoplacista, que se aúna a la visión inmediatista de los millenials.

¿Cómo se conjuga esto en las mipymes?

Sin querer sonar a político en campaña, a nosotros nos ha matado la falta de reconocer las cosas buenas que tenemos y hacemos. Un profesor alemán me decía que nosotros nos enfrentamos a cosas que en otros países no se enfrentan como, por ejemplo, la carencia de infraestructura, conectividad y mano de obra calificada. Pese a ello, tenemos empresarios que con sus propios recursos, casi sin manejo de otra lengua, logran venderle al mundo de forma regular. Esa capacidad de sobrepasar un obstáculo es lo que no hemos valorado y, sobretodo, no hemos solucionado.

UCD: ¿Y por qué eso no se ha traducido en mayor competitividad, índice de innovación o crecimiento económico?

Creo que también hemos cometido el pecado de aplicar las mediciones y teorías de otros países a nuestro contexto y no hemos sido capaces de pensar cómo debemos medirnos nosotros. No todo lo que se mide es importante y no todo lo importante se puede medir. Si yo quisiera medir esa capacidad de resiliencia del sector empresarial aquí, quizás los indicadores de innovación que maneja la OCDE no van a ser los ideales, pues se aproximan a una realidad estandarizada de los países desarrollados. Y al interior de nuestro país también hay grandes diferencias. No es lo mismo abordar al microempresario de Bogotá que a uno que esté a dos horas de las principales capitales. En las regiones hay unas apuestas muy interesantes pese a la corrupción y la politiquería.


UCD: ¿Qué hace falta para que en el país arranque verdaderamente la innovación?

En Colombia nos hemos preocupado por mitificar todo, como la innovación, que la vemos complejísima pero no es otra cosa sino pensar ‘cómo lo puedo hacer mejor’. Parece una definición muy corta y simplista que quizá no guste en la academia porque no estoy citando a 100 autores, pero trasmitir eso a un microempresario que lleva apenas un año podría ser muy importante para su proyección. El boom de la innovación se verá cuando logremos incentivar la formalización de los negocios, y eso implica, entre otras cosas, promover el pago de impuesto desde el primer día de nacimiento de la empresa, pues esto hace parte de los presupuestos de operación y el empresario debe entenderlo como un deber con el país. Sin embargo, esta obligación debe estar atada al incentivo de tener beneficios tales como capacitación y fomento en la adquisición de conocimiento y manejo de redes empresariales, así como ayuda en la cobertura de costos de contratación de consultoría especializada, participación en ferias y centros de investigación en su área de operación.


Directivos

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Grupo de Investigación Dirección y Gerencia

Yonni Ángel Cuero Acosta
Escuela de Administración de la Universidad del Rosario
Profesora
Correo electrónico: yonnia.cuero@urosario.edu.co
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