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Universidad Ciencia y Desarrollo

Colombia: en transición hacia una renovada cultura organizacional

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En 1970 el autor estadounidense Alvin Toffler publicó el que sería uno de sus textos más comentados: El shock del futuro. En este, Toffler sostenía que, a diferencia de épocas anteriores, en la actual era muy probable que una persona no muriera en la misma sociedad en la que había nacido. Con esta afirmación el escritor y futurista de Nueva York se refería a la profunda impronta que el cambio social habría de generar en las nuevas sociedades. Parafraseando a un filósofo griego de la antigüedad: hoy pareciera que lo único permanente es el cambio.

El vertiginoso devenir de los múltiples grupos humanos ha producido profundos cambios en diversos aspectos de la vida social actual. En varias esferas como la pública, la privada, la emocional, la política, entre otras, buena parte de las personas parecen algo desorientadas ante la velocidad de las transformaciones, provocadas, especialmente, pero no exclusivamente, por el ritmo de las innovaciones tecnológicas. Y, claro, las organizaciones sociales no han sido ajenas a este fenómeno. Estas se han visto afectadas por los cambios mencionados en todos los niveles de su estructura, dado que hacen parte de la sociedad misma.

Esta situación ha llevado a distintos grupos de expertos a ocuparse del tema de cómo las organizaciones se adaptan a los cambios sociales. Y han encontrado que el liderazgo es uno de los ejes esenciales que permite adecuar a las formaciones colectivas humanas a la velocidad de las transformaciones en el mundo de hoy. Por esta razón, dice la investigadora Francoise Contreras, profesora del doctorado en Ciencias de la Dirección de la Universidad del Rosario, “liderazgo es cambio”.

Asimismo, liderar, afirma la experta, más que mandar o ejercer poder (atributos del jefe, más que del líder actual), sería contribuir a la generación de una cultura de inclusión y bienestar en la cual las personas le encuentren un significado a su trabajo, incrementando con ello su satisfacción y su calidad de vida laboral. Bienestar psicológico, que en el entramado organizacional potencie el capital psicológico, un concepto clave para entender hacia a donde debería apuntar el liderazgo actualmente.

El capital psicológico se compone de cuatro variables: la esperanza, el optimismo, la autoeficacia y la resiliencia. Esperanza es la capacidad de persistir, de intentarlo de nuevo; el optimismo, aunque suena más familiar, en términos del capital psicológico se define como la creencia en que el futuro traerá cosas buenas; la autoeficacia es una variable cognitiva, explica Contreras, que indica qué tanto cree una persona que es capaz de atender las demandas del entorno, mientras la resiliencia es la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Estos componentes se pueden medir con escalas precisas, y se pueden desarrollar en el ambiente laboral si se cuenta con el liderazgo adecuado.

Por esta razón, la doctora Contreras insiste en aclarar la estrecha relación entre un buen liderazgo y el capital psicológico, y como esta relación redunda en beneficios para la organización. “A diferencia de décadas pasadas en las que tendían a primar estilos de liderazgo centrados en el líder, con ciertas características autoritarias, hoy la ciencia de la gestión administrativa

“A diferencia de décadas pasadas en las que tendían a primar estilos de liderazgo centrados en el líder, con ciertas características autoritarias, hoy la ciencia de la gestión administrativa se ha desplazado a preparar líderes capaces de crear las condiciones necesarias para que sus trabajadores se sientan satisfechos con lo que hacen”.

se ha desplazado a preparar líderes capaces de crear las condiciones necesarias para que sus trabajadores se sientan satisfechos con lo que hacen”. Este estilo de liderazgo es conocido como liderazgo transformacional y se caracteriza porque al priorizar el bienestar de la persona reduce el estrés laboral, que es su máxima expresión, es conocido como síndrome de Burnout, mientras logra aumentar el engagement o compromiso emocional con el trabajo. En esta relación de suma de engagement y resta de Burnout gana el trabajador y gana la organización.

Estos términos relativamente recientes en la psicología organizacional hacen parte de la dinámica de las ciencias administrativas que buscan seguirle el ritmo a los cambios sociales. Adecuar la organización a la sociedad en la que se desenvuelve es labor del líder, y formar a los nuevos líderes en esta misión es responsabilidad compartida de universidad y organizaciones, incluidas, por supuesto, las instituciones estatales.