1. Las lecciones de Ecuador: unas dignas de imitar y otras de pasar
Ecuador es un país de contrastes, con múltiples conquistas sociales que se destacan en Latinoamérica, pero a su vez con saldo en rojo en temas como la igualdad de género. Una nación que vive los embates de la ruptura entre Rafael Correa –que encarnó el gobierno más popular en su historia reciente– y Lenín Moreno, el actual presidente. Pero en definitiva, un país que ha hecho puntos para robarse la atención.
Que ha pasado de experimentar un verdadero caos al reconocimiento de avances sustanciales en materia de comunicación, información, movilidad, infraestructura, autonomía, independencia económica, educación y reducción de pobreza, entre otros, pero que en su ambición de consolidar su democracia ha tenido grandes dificultades a la hora de hacer una inclusión real de la mujer como protagonista de ese proceso.
Aunque los medios de comunicación mencionen poco los derechos de las mujeres, lo que revelan casos como los de Ecuador, Venezuela y Bolivia, es que el tema de las mujeres es vital al hablar del balance de la democracia.
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario y director del proyecto Consolidación Democrática en Ecuador, el cual lidera hace 10 años, considera que la transversalización del enfoque de género merece ser tenida en cuenta como un elemento constitutivo de la consolidación democrática y que justamente ahí está uno de los grandes retos de la actualidad.
Una de cada cuatro mujeres sufrió alguna experiencia violenta a manos de su pareja en la región latinoamericana, siendo el feminicidio la primera causa de muerte en mujeres entre 15 y 49 años. La incidencia de violencia es mayor en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú frente a países del cono sur y la subregión centroamericana y caribeña (salvo Haití), según la Organización Panamericana de la Salud - Organización Mundial de la Salud (OPS-OMS).
Es innegable que en América Latina hay una especie de revolución de género y Ecuador es un buen laboratorio para entender el papel que juegan las mujeres en las revoluciones, en los cambios y en la volatilidad propia de estos tiempos, explica el académico, al analizar los resultados de su investigación "El papel de la mujer en la Revolución Ciudadana. Análisis de las transformaciones políticas ecuatorianas desde el enfoque de género".
Pero en términos generales, lo cierto es que en Colombia hay un interés innegable por lo que pasa con sus vecinos. “La gente se pregunta, por ejemplo, por qué un país como Venezuela que llegó a tener un modelo muy parecido a Ecuador llega a un resultado que lo tiene al borde de la inanición, en contraste con Ecuador que goza de una economía si no boyante, por lo menos en un escenario político contrario a la crisis y el desastre que hay en Venezuela”, dice.
En cuanto a la ruptura de los presidentes, hay quienes la comparan con la de Juan Manuel Santos vs. Álvaro Uribe, pero asegura que no tiene nada que ver. “Son dos rupturas completamente diferentes”, anota.
2. La mujer y la Revolución Ciudadana: retos y desafíos
Uno de los grandes pasivos de la Revolución Ciudadana tiene que ver con las mujeres y sus derechos sexuales y reproductivos, tema que fue como la manzana de la discordia, porque supuestamente Correa favorecía a las mujeres sometidas.
La Revolución Ciudadana de Rafael Correa, que fue tan llamativa, duró 10 años y funcionó bien o por lo menos dejó satisfecha a la gente, pero también promovió avances destacados amparados en la Constitución.
Es el caso del reconocimiento de Ecuador como Estado laico, constitucional, plurinacional y de derechos; el principio de igualdad formal, igualdad material y no discriminación; la incorporación del enfoque de género con lenguaje inclusivo y progresividad de derechos y libertades, derechos sexuales y reproductivos, reconocimiento de la diversidad de familias, a la vida, a la vida digna y a la vida libre de violencia; y paridad y medidas de acción afirmativa para la designación y representación.
Sin embargo, donde hay mayores limitaciones es en derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en lo cual influyó la firme postura católica de Correa, indica según Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario y experto en el caso Ecuador.
“Recordemos que cuando en su partido político se abrió la posibilidad de flexibilizar la Ley de Aborto, que en Ecuador es mucho más rígida que en nuestro país, Rafael Correa dijo que si eso pasaba, renunciaría como presidente, lo que denota que fue un presidente inflexible, implacable y de confrontación”, anota.
Para el académico otro punto importante es que Ecuador es un país católico, pero con unos colectivos de mujeres que empiezan a pedir un poco más de flexibilidad. Un reto interesante, dado que ahora hay un presidente más conciliador y menos comprometido con la iglesia.
Los grandes retos
1. Rafael Correa tiene índices de aceptación muy por encima de otros presidentes de la zona, así como en términos electorales reales (ganó la primera vuelta con 20 puntos de ventaja en 2009 y en 2013 con 34). Como expresidente es, sin duda, el de mejor recordación con niveles de aprobación del 60%.
Enfrentarlo significa ir en contra de una corriente progresista que tiene a favor aportes clave en términos de gabinetes con niveles inéditos de paridad, e incluso a figuras representativas del movimiento femenino y homosexual como Carina Vance, exministra de salud y promotora de los derechos de la población LGBT.
Aun así, el movimiento de mujeres en Ecuador tiene el reto de corregir aspectos de la Revolución Ciudadana, especialmente en lo relativo a derechos sexuales y reproductivos.
2. Habiendo conseguido una serie de conquistas (voto, derechos políticos, sexuales y reproductivos e inserción laboral, entre otros), los temas ligados a los derechos de las mujeres tienden a complejizarse y también surgen diferencias en torno a las estrategias y a los asuntos que se deben priorizar entre las mismas organizaciones.
Así ocurrió con una parte del movimiento indígena, cuya inserción en política le fue provocando serias fracturas, hasta el punto de provocar su casi disolución. Las mujeres se enfrentan a divisiones profundas que denotan avances serios conseguidos a través de la historia.
Uno de los grandes pasivos de la Revolución Ciudadana tiene que ver con las mujeres y sus derechos sexuales y reproductivos, tema que fue como la manzana de la discordia, porque supuestamente Correa favorecía a las mujeres sometidas.
3. No se puede desconocer que el carácter católico que el gobierno de Correa le imprimió a la Revolución es reflejo de millones de mujeres que con plena convicción creen en la iglesia y en sus instituciones. El Estado debe dar garantías de la separación entre la religión y los asuntos públicos como ocurre desde la Revolución Liberal.
No obstante, la aplicación de tal principio se complica cuando se enfrentan visiones incompatibles frente a temas como el aborto, que toca directamente los derechos reproductivos. En el código penal aprobado en 2014, se penaliza con penas que van desde los 6 hasta los 13 años de prisión a las mujeres que lo consientan, y de 7 a 10 años para médicos que lo practiquen. La ley solo contempla excepciones para casos donde la vida o la salud de la madre estén en peligro y no pueda ser evitado por otro medio, y cuando el embarazo sea consecuencia de la violación contra una mujer que padezca alguna discapacidad mental.
Finalmente, queda una gran tarea desde el punto de vista de los derechos de las mujeres, del enfoque de género y de la democracia. Las conquistas sociales logradas en el último tiempo, merecen renovarse de la mano de dichos puntos.
3. De la historia caótica a la inclusión de grupos, entre ellos las mujeres
Diferentes momentos han marcado la historia del Ecuador, un país que hoy es referente sociopolítico.
“En 1830, cuando Ecuador accedió a su independencia, se dio un patrón de ciudadanía excluyente, como un beneficio al que sólo accedían los hombres blancos, mestizos, alfabetos e incluso propietarios. Se dejó de lado a indígenas, afros y a las mujeres, que además eran subordinadas”, relata Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario.
Desde ese momento a la fecha muchos han sido los momentos necesarios para avanzar en la lucha incesante de las mujeres ecuatorianas por los derechos y la igualdad.
En la Constitución de 1897 si bien la Revolución Liberal tuvo un profundo impacto en la igualdad de las mujeres y en conquistas concretas, no derivó necesariamente en el goce pleno de la ciudadanía.
El principal eje de inclusión de la mujer fue por la vía socioeconómica –continúa el profesor–, pues se asumía que debía cumplir con un rol en el progreso liberal, aunque sin abandonar su condición subalterna. Sin embargo, las mujeres se fueron incorporando a la vida laboral, previa inclusión en la educación.
En el plano social, fue esencial la ley del Registro Civil y de Matrimonio Civil y Divorcio de 1902, lo que significó un dilema para las mujeres, pues según la iglesia todo divorcio se convertía en un concubinato público, así que se enfrentaron a la estigmatización.
El voto femenino fue incluido facultativamente en la Constitución de 1929, pero solamente desde 1967 tuvo carácter vinculante. Más adelante Ecuador sufrió un periodo de marcada inestabilidad, pues desde 1996 hasta 2013 ningún presidente elegido por voto popular pudo llevar a término su mandato.
El voto femenino fue incluido facultativamente en la Constitución de 1929, pero solamente desde 1967 tuvo carácter vinculante.
En ese contexto, desde mediados de los ochenta y comienzos de los noventa, el movimiento indígena creó una plataforma para participar y se privilegió el abordaje diferenciado de la política para entender el papel de minorías en la construcción de la democracia, y la importancia de los indígenas.
Sin embargo, la participación activa de los indígenas contrastaba con un pasivo histórico respecto de las mujeres, a tal punto que se ve un contraste marcado entre una literatura abundante dedicada al tema indígena y una escaza sobre género.
Consejo Nacional de Mujeres
Paso a seguir, varias organizaciones de mujeres hicieron sus invaluables aportes, los cuales evolucionaron paulatinamente hasta crearse el Consejo Nacional de Mujeres (CNM), que hoy agrupa a varios colectivos y es la red que mejor las representa, con intereses en diferentes énfasis.
“Esta organización nació en el 2011 como plataforma de 20 organizaciones de mujeres y de participación.Desde entonces elabora el Informe Sombra al Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). Es decir, el CNM presenta un informe paralelo al del Estado ecuatoriano”, señala el profesor Jaramillo.
En este documento hay reconocimiento de avances sustanciales con la Constitución del 2008 y en general por el progreso del que ha hecho prueba el Gobierno de Rafael Correa. Sobresale la reducción de la pobreza en más de 10 puntos.
Como también fuertes críticas como la denuncia de la falta de libertades y garantías contra dirigentes sociales y periodistas e incluso su criminalización. Uno de los casos de mayor polémica para el Estado ecuatoriano es el de Mary Zamora, expresidenta de la Unión Nacional de Educadores, acusada de terrorismo y sabotaje por los hechos del 30 de septiembre de 2010, conocido como 30S, en el que un motín policial contra el gobierno por poco se convierte en un golpe de Estado.
A partir del hecho, se inició un periodo de polarización en el país en todos los niveles, siendo uno de los más sobresalientes los enfrentamientos con los medios.
Aunque Zamora fue declarada inocente por el Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia el 27 de mayo de 2014, presentó una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alegando una persecución.
Hechos como este, unido al sucedido en enero de 2007, cuando el presidente se vio envuelto en una controversia al descalificar a Sandra Ochoa Naula, periodista de El Universo, tildándola de “gordita horrorosa”, es algo que desdice del compromiso del Gobierno frente a la igualdad de género, un frente en el que a pesar de los avances sustanciales, siguen siendo urgentes los desafíos futuros que se han mencionado.
El futuro inmediato
La consulta popular convocada por el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, pretende reformar la Constitución “para eliminar la reelección indefinida de las autoridades de elección popular y hacer que puedan ser reelectas por una sola vez en su cargo, lo cual cerraría las puertas para que el expresidente Rafael Correa se postule de nuevo a la primera magistratura del país”, dice un artículo publicado en El Tiempo (29 de noviembre de 2017).
Es así como a comienzos de 2018 el pueblo podrá pronunciarse sobre temas trascendentales como declarar imprescriptibles los delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes o que los funcionarios que cometan delitos contra la administración pública, como peculado, cohecho o enriquecimiento ilícito, sean declarados incapacitados para ejercer otras funciones públicas.
La cita en las urnas dirá si hay que hacer cambios legales y constitucionales inmediatos, pero también si la gente está con el Presidente Moreno, de ideas progresistas o se inclinan más por el legado de Correa.
En definitiva, la democratización ecuatoriana, emprendida desde finales de los 70 y comienzos de los 80, es un fenómeno inacabado y por ende, desde el punto de vista del enfoque de género, la decisión que se tome traerá consecuencias que con seguridad alimentarán ese proceso de construcción.
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