1. Falta de ingestas saludables propician trastornos nutricionales
Pedro Monterrey G, matemático, especialista en Estadística, Doctor en Matemáticas y docente del Programa de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación (MACC), explicó que para la ingesta de los diferentes nutrientes y de la energía existen estándares de referencia que establecen los valores que se deben ingerir diariamente para asegurar niveles adecuados de salud.
En el caso de la energía –continuó– durante mucho tiempo en Colombia se estableció que una ingesta diaria de 2.250 Kilocalorías era lo recomendable para el grupo poblacional de las jóvenes universitarias y en el estudio, en el que se evaluaron 43 mujeres, una sola de ellas (2,3%) tenía una ingesta superior, es decir que prácticamente todas no cumplían con la recomendación para Colombia.
“Una situación así es grave si se mantiene en el tiempo, pero nos percatamos que era más crítica aún, pues en algunos casos los valores de ingesta diaria observados se correspondían más con los valores que reportan personas con trastornos nutricionales como la anorexia nerviosa”.
“Para resaltar la magnitud del problema detectado se puede recurrir a la historia y recordar el drama de quienes estuvieron prisioneros en los campos de concentración nazi, donde un prisionero recibía diariamente 1.302 Kilocalorías aproximadamente y las imágenes que hemos visto, reflejo de la desnutrición que sufrían, hablan por sí mismas de lo insuficiente de estos valores de ingesta”, enfatiza.
Por supuesto, estas personas en los campo de concentración eran obligadas a trabajar intensamente y tenían gastos energéticos diarios muy superiores a las estudiantes universitarias, que tienen una vida más sedentaria, pero aun así resulta aterrador que 9 de las estudiantes evaluadas en el estudio (20,9%) reportaran una ingesta calórica diaria promedio por debajo de estas 1.302 Kilocalorías y que muchas otras, aunque reportaban valores ligeramente superiores, estos siempre eran insuficientes frente a lo recomendado para mantener un correcto estado de salud.
En este punto, es interesante resaltar que son múltiples los investigadores en el mundo que han abordado el tema de la alimentación de quienes estudian en las universidades y que los valores de ingesta de energía reportados entre universitarias de diferentes países concuerdan con los encontrados en el presente estudio.
Para resaltar la magnitud del problema detectado se puede recurrir a la historia y recordar el drama de quienes estuvieron prisioneros en los campos de concentración nazi, donde un prisionero recibía diariamente 1.302 Kilocalorías aproximadamente…”
En otras palabras, partiendo de la semejanza de los ambientes universitarios en diferentes países, se podría pensar que las causas del problema también pudieran ser similares. En la revisión literaria hecha, se reportó, por ejemplo, la presencia de patrones de alimentación poco variados entre universitarios, con predominio del consumo de comidas rápidas.
Lo cierto es que, según dichos estudios, los patrones de alimentación no son consecuencia de falta de información, ya que se presenta incluso en estudiantes del área de la salud, que se presume conocen el tema y las consecuencias de una mala alimentación.
Más bien todo indica que son producto de los contextos en los que se mueven los estudiantes y donde la alimentación tiene lugar, lo que en términos prácticos hace referencia a los retos que impone el horario académico e incluso la disponibilidad de alimentos en los entornos universitarios.
Algo que llamó la atención del profesor Monterrey en el caso colombiano y particularmente en su propio entorno, es que muchas veces sus estudiantes llegan a clases programadas luego de un bloque en la mañana, sin que hayan tenido suficiente tiempo para el almuerzo. Esto sin ahondar en otras variables como las posibilidades económicas necesarias para costear una alimentación sana y balanceada, las características culturales y otras que determinan la alimentación. Una anécdota que tiene relación con los hallazgos de diferentes estudios sobre la nutrición de estudiantes universitarios.
¿Por qué una muestra de 43 estudiantes?
En términos estadísticos una muestra de 43 personas pudiera parecer pequeña, pero tamaños de estudios de ese orden es lo usual en este tipo de estudios. Constituye un gran esfuerzo de muestreo, pues a cada persona se le registró su consumo de alimentos durante 28 días consecutivos, lo cual es complicado de realizar, sobre todo asegurando la calidad de la información recolectada.
Para el registro del consumo diario, cada participante en el estudio diligenció un reporte en el que registraba los alimentos consumidos y sus cantidades, información controlada por dos estudiantes de nutrición que hicieron su tesis con los resultados del estudio.
“En el caso de la investigación, esperamos que los resultados sean válidos para otros grupos de universitarias que compartan las mismas características socioeconómicas y que estén sometidas a los mismos regímenes que implica el ambiente universitario”, dice Monterrey.
Otro punto a tener en cuenta es que hay un estándar de evaluación dietética que se basa en la determinación de cuántos días se le debe hacer seguimiento al consumo de alimentos de las personas para evaluar con precisión su ingesta de energía o de los diferentes nutrientes, para lo cual se necesita información poblacional.
Dicha información hace referencia a las características estadísticas de la variabilidad de las ingestas de los diferentes grupos poblacionales, es decir se necesita información acerca de cómo varían las ingestas de las mujeres estrato alto o bajo, de los hombres con mucha o poca actividad física, etcétera. Uno de los objetivos del estudio realizado era obtener esa información para las estudiantes universitarias.
En cuanto a que fueran mujeres y universitarias, se escogió este grupo poblacional para comenzar una serie de estudios con el fin de obtener información de los diferentes grupos poblacionales y porque ellas son más meticulosas a la hora de reportar o registrar la información sobre el consumo de alimentos; los investigadores aspiran a reproducir posteriormente esta investigación en otros grupos poblacionales.
2. Estadística y estimación del consumo de energía
Desde el punto de vista estadístico, el grupo de investigación del profesor Monterrey tuvo como intención establecer las características de la variación de la ingesta diaria de energía del grupo poblacional constituido por las mujeres universitarias y establecer cómo estas características de la variación se reflejan en los procedimientos que usualmente se utilizan en esas estimaciones.
Primer hallazgo: la ingesta calórica de un día no mantenía relación con la de los días precedentes
Se estudió la ingesta de energía, entre otras razones, por ser un componente fundamental de la alimentación de las personas, al representar las calorías que determinan el correcto funcionamiento del organismo y que aseguran que se mantengan los niveles de actividad física adecuados.
En el caso de la energía, se conoce que su ingesta está determinada por las necesidades individuales y que por eso día por día se deben reproducir, de manera aproximada, los patrones de ingesta que caracterizan la alimentación de la persona. Lo que en estadística se traduce en un modelo donde los valores de la ingesta de días consecutivos están relacionados o correlacionados. Uno de los objetivos del estudio era determinar esos patrones de relación.
En los días de clases es claro que los retos académicos y los horarios docentes reducen el tiempo disponible para la alimentación; sin embargo, durante el fin de semana se observó el mismo comportamiento que entre semana, lo cual lleva a pensar que las deficiencias en la alimentación, posiblemente, pasaron a formar parte de los hábitos de vida de las estudiantes.
Un análisis de los datos obtenidos indicó que, en el caso de las estudiantes universitarias, sorprendentemente eso no era así y que la ingesta calórica de un día no mantenía ninguna relación con la de los días precedentes.
El hallazgo de que no existe correlación de las ingestas de energía entre días consecutivos constituyó una ruptura con uno de los preceptos básicos de la dietética que dice que “la energía es el único componente de la dieta cuya ingesta está determinada por mecanismos fisiológicos” y se interpreta diciendo que el proceso de alimentación de estas personas es aleatorio. Lo que determina un factor de riesgo para la salud de esas personas.
Sobre la base de estas afirmaciones –como explicó Monterrey– se procedió a profundizar en las características de las ingestas de energía reportadas por las estudiantes en el estudio y a realizar la búsqueda bibliográfica mencionada, en la que se corroboró que los valores de ingestión calórica que encontraron presentan similitud a los reportados en otros estudios.
Segundo hallazgo: los fines de semana no aumentó la ingesta de energía
Otra variable que se tuvo en cuenta para comprobar cuánto había penetrado ese “hábito” de alimentación diaria con deficiencias en la vida de las estudiantes fue preguntarse si el fin de semana la ingesta de energía cambiaba.
Si bien en los días de clases es claro que los retos académicos y los horarios docentes reducen el tiempo disponible para la alimentación, podría pensarse que el fin de semana las estudiantes controlan más su tiempo, al punto que se esperaría que la ingesta de energía aumentara.
Lamentablemente, se observó durante el fin de semana el mismo comportamiento que entre semana, lo cual lleva a pensar que las deficiencias en la alimentación, posiblemente, pasaron a formar parte de los hábitos de vida de las estudiantes.
Tercer hallazgo: en aras de la eficiencia en las estimaciones de las ingestas, se necesitan múltiples días de seguimiento
Generalmente, cuando los profesionales del área pretenden evaluar la ingesta de energía por métodos cuantitativos se evalúan entre 3 y 7 días pero, según las características de la variabilidad de las ingestas obtenidas en el estudio, estas cantidades de días serían insuficientes para la mayoría de las personas del grupo poblacional estudiado.
3. Lo que viene: desafíos, futuras investigaciones
La investigación, hecha por el profesor Pedro Monterrey, en conjunto con Lilia Cortés S, del Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad Javeriana y Miller Ariza G, del Programa de Ingeniería Financiera de la Universidad Piloto de Colombia, aporta resultados en cuanto a procedimientos de medición y otros preocupantes en materia de nutrición, lo que abre las puertas a nuevas investigaciones.
Por ahora, el estudio descrito, titulado “Características de la variación de ingesta diaria de energía de las mujeres jóvenes universitarias de estratos socioeconómicos medios en la ciudad de Bogotá”, ya fue publicado en la Revista Chilena de Nutrición, Volumen 43, No. 4, 2016, y en la Universidad del Rosario está en curso otra investigación que analiza los procedimientos de estimación de las ingestas y el efecto que tendrían sobre ellos las correlaciones de las ingestas diarias y los patrones de variabilidad.
Hay que analizar ya desde el campo específico de la nutrición o incluso desde la psicología y otras miradas académicas, las motivaciones y condiciones que conducen a los valores de ingesta observados en las estudiantes universitarias.
En otras palabras, hay un punto de partida que sirve de base a otros estudios, pues, además del problema de perfeccionar los métodos estadísticos de estimación, habría que analizar ya desde el campo específico de la nutrición o incluso desde la psicología y otras miradas académicas, las motivaciones y condiciones que conducen a los valores de ingesta observados en las estudiantes universitarias.
“Adicional a lo descrito, el estudio que realizamos tenía otros objetivos. Uno de ellos era analizar cómo se cumplían las hipótesis de los criterios de estimación del consumo más utilizados e implementados en diferentes softwares de amplio uso entre las especialistas del área de nutrición.
“En ese sentido –agregó– estamos construyendo una propuesta para adecuar los modelos que representan la ingesta, la cual nos permitirá en una investigación futura desarrollar nuevos procedimientos de estimación de las ingestas basados en aproximaciones de tipo numérico, mejorando así las limitaciones de algunos procedimientos que se utilizan actualmente. En esta dirección, el estudio que reportamos constituye un primer paso. Como un resultado adicional, identificamos y alertamos sobre deficiencias en las prácticas que usualmente se realizan para estimar el consumo de energía de las personas en este grupo poblacional”, explica Monterrey.
Finalmente, de eso se trata: de entregar unos insumos confiables que puedan servir a estudios complementarios o a expertos que trabajen en otros temas de interés similar. La información queda disponible también para quienes materializan políticas públicas o toman decisiones en las mismas universidades y a nivel más amplio o global.
4. Las matemáticas están en todo
Una cámara fotográfica se basa en procedimientos matemáticos de procesamiento de imágenes, los automóviles que parquean solos se basan en algoritmos de inteligencia artificial, los bancos se protegen utilizando procedimientos de ciberseguridad y los pronósticos del tiempo se realizan utilizando modelos matemáticos, por sólo citar algunos ejemplos de la diversidad de aspectos de nuestra vida dominados por las matemáticas.
Hablando específicamente de la investigación científica, esta es una tarea en la que participan diferentes áreas del conocimiento y dentro de ellas las matemáticas, de manera especial y determinante.
Aterrizando un poco más, son múltiples las formas en las que las matemáticas aportan al desarrollo del conocimiento científico en las diferentes disciplinas y una de ellas se presenta en los métodos desarrollados para extraer la información contenida en los datos y utilizarla para alcanzar diversos objetivos. Los métodos estadísticos forman parte de estos procedimientos.
En el caso de la estadística como auxiliar de la investigación, sus métodos se aplican en grupos de individuos –las muestras– que son seleccionados utilizando criterios que garanticen que representan a grupos poblacionales mucho más grandes.
Pero, además, la estadística se puede ver desde dos puntos de vista: como auxiliar en la investigación científica o como una disciplina matemática que asume sus propios problemas en el perfeccionamiento o desarrollo de sus procedimientos y teorías.
Según Monterrey, la estadística auxilia a la investigación científica con un arsenal de métodos para analizar sus datos. Éstos son criterios de base matemática para obtener datos e interactuar con ellos y así dar respuesta a interrogantes científicas.
Una cámara fotográfica se basa en procedimientos matemáticos de procesamiento de imágenes, los automóviles que parquean solos se basan en algoritmos de inteligencia artificial, los bancos se protegen utilizando procedimientos de ciberseguridad y los pronósticos del tiempo se realizan utilizando modelos matemáticos, por sólo citar algunos ejemplos de la diversidad de aspectos de nuestra vida dominados por las matemáticas.
Precisando también que muchos de esos criterios de análisis se basan en modelos, generalmente de base probabilística, que se construyen para establecer patrones que deberían seguir los datos si los conocimientos que se tienen o que se suponen sobre un problema de estudio, fueran ciertos.
Justamente la investigación pretende contrastar los datos con esos modelos, existiendo métodos de análisis cuyo fundamento es determinar si los datos siguen o no este comportamiento esperado. ¿Por qué? Porque en caso afirmativo se interpreta como un elemento a favor del conocimiento existente, pero, en caso negativo, el hallazgo se considera como un elemento en contra de lo establecido, pudiéndose afirmar que se han descubierto aspectos relevantes o de interés en las situaciones bajo estudio.
En este contexto, también hay que decir que la investigación en estadística matemática se centra en el desarrollo y el perfeccionamiento de sus procedimientos. Algunos generales, que se aplican a problemas de diferentes áreas y otros más específicos, que se adecúan a las características del problema que se estudia en un área específica del conocimiento.
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