EL PROBLEMA VISTO DESDE LA ESCUELA
El primer estudio de la profesora Vera, Dinámicas de subjetivación en un escenario escolar, analiza la forma en que una comunidad educativa percibe a un niño en situación de desplazamiento forzado y destaca que las escuelas colombianas, en algunos casos, enfrentan demandas poblacionales que se salen de lo convencional y para lo que están creadas, como ser espacios incluyentes, ser precursoras de relaciones interpersonales sanas para todos los estudiantes que conforman su comunidad y ser una de las figuras vitales en la prevención de riesgos para poblaciones vulnerables.
“Si bien a una escuela puede llegar un niño de ciudad cuya situación de pobreza lo exponga a la exclusión social, también puede llegar un niño en situación de desplazamiento forzado, que además de necesitar un espacio de inclusión, requiere especialmente un espacio de afectividad, ya que, además de vivir diferentes circunstancias y conflictos normales de su proceso de desarrollo, se enfrenta a la elaboración de experiencias traumáticas por violencia política”, ejemplifica Vera.
La etapa escolar trae consigo dificultades normales para los estudiantes como, por ejemplo, establecer relaciones afectivas positivas con sus compañeros y profesores, sacar buenas notas, comprender los contenidos de algunas materias, entre otras cosas, y todo esto, unido a posibles traumas y conflictos sin resolver que vienen dados por la situación de desplazamiento forzado, puede dar cabida a otra serie de problemas emocionales y sociales. Es aquí donde la escuela cumple un rol adicional y debe mostrarse como un espacio seguro de consulta no solo académica, sino de refuerzo de competencias personales que permitirán un desarrollo y recuperación adecuados para sus estudiantes.
Por otra parte, se identificaron dificultades en la formación y comprensión del rol de los docentes frente a estas problemáticas, lo que evidenció que estos no cuentan con las herramientas necesarias para hacerles frente. De allí que, dentro de las recomendaciones de la investigación, se propone trabajar en la construcción colectiva de propuestas pedagógicas integrales que permitan contextualizar sobre las realidades de todos los actores de las escuelas.
LA VISIÓN DEL NIÑO
Para Vera, abarcar el problema desde el punto de vista de los niños es clave para comprender la situación. Tras estudiar las historias de vida de estudiantes víctimas del desplazamiento forzado por la violencia política, descubrió que la principal expectativa de los estudiantes al llegar a una nueva escuela es ser aceptados y bien recibidos, pero, lamentablemente, muchas veces no cuentan con el apoyo de la comunidad educativa en pleno para afrontar el proceso de adaptación.
Otro punto que puede afectar la adaptación social, genera sensación de rechazo y falta de apoyo es la forma en que los compañeros los perciben. Si bien, los niños que estudian con ellos también pueden estar en situación de pobreza, en ocasiones sienten que los compañeros en situación de desplazamiento forzado pueden ser peligrosos. No obstante, también reciben manifestaciones de apoyo y solidaridad.
Algo que no se debe olvidar es que muchos niños y familias en estas condiciones pueden estar viviendo situaciones de estrés emocional y económico, lo que suma una complejidad adicional al proceso de adaptación.
A pesar de encontrarse muchas veces con un entorno no muy favorable para establecer buenas relaciones interpersonales, algunos de los niños en situación de desplazamiento forzado comienzan a tomar un rol protector, no solo como apoyo hacia nuevos niños que llegan a su escuela en situación de desplazamiento, sino también con aquellos que, por algunas circunstancias, tampoco son aceptados. “Estudié el caso de un niño que conoció a un compañerito con problemas de crecimiento (baja estatura para su edad) y se dedicó a protegerlo de los demás”, señala Vera.